2 Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo
que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal cual es.
3 Todo el que tiene esta esperanza en él se purifica a sí mismo, como
él es puro.
4 Todo el que comete pecado comete también la iniquidad, pues el
pecado es la iniquidad.
5 Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados y en él no hay
pecado.
6 Todo el que permanece en él, no peca. Todo el que peca, no le ha
visto ni conocido.
7 Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo,
como él es justo.
8 Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el
principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo.